La Lupa: Programa 19 - Aceite de Palma


¿Qué es el aceite de Palma?
El aceite de palma es un aceite de origen vegetal que se obtiene del mesocarpio de la fruta de la palma Elaeis guineensis. Es el segundo tipo de aceite con mayor volumen de producción, siendo el primero el aceite de soja.[1] El fruto de la palma es ligeramente rojo, al igual que el aceite embotellado sin refinar. El aceite crudo de palma es una rica fuente de vitamina A y de vitamina E.
La palma es originaria de África occidental, de ella ya se obtenía aceite hace 5.000 años, especialmente en la Guinea Occidental de donde pasó a América, introducida después de los viajes de Colón, y en épocas más recientes fue introducida a Asia desdeAmérica. El cultivo en Malasia es de gran importancia económica, provee la mayor cantidad de aceite de palma y sus derivados a nivel mundial. En América, los mayores productores son Colombia y Ecuador.

¿Es tan malo el aceite de Palma?
Desde hace años las alertas alimentarias que sacuden al confiado consumidor obedecen más a modas que a hechos concretos que las justifiquen. Dichas modas no han tenido una clara intencionalidad, o desde luego esa intencionalidad no casaba demasiado con la defensa de los intereses del sufrido cliente que al final no sabe bien qué opción elegir al recibir nutrida información, en muchos casos, contradictoria. Hablo de campañas sobre los alimentos de origen natural, vegetal y animal o los muy escuchados probióticos, prebióticos y ecológicos. La mayoría de dichas operaciones informativas han sido confusas y con dudoso propósito, con el resultado de introducir más dudas que certezas en el desconcertado y asustado comprador. Pero recientemente algo está cambiando porque las últimas preocupaciones que se han extendido entre la ciudadanía sí parecen tener un objetivo loable o desde luego abordan temas de máxima preocupación para nuestra salud. Hablo de cuestiones como el consumo de azúcar o la más novedosa sobre el aceite de palma. Este último está siendo objeto de una especial atención debido a que la mayoría de las cadenas de distribución de alimentos han anunciado que van a proceder al estudio o directamente a la eliminación de todos sus productos de marca blanca que contengan dicho aceite. La iniciativa parece digna de aplauso, aunque posteriormente hayan matizado que lo harán siempre que sea técnicamente posible. Y es que lo primero que cabría preguntarse es si está justificado este nivel de alarma y la respuesta es rotundamente afirmativa. Son muchas las organizaciones vinculadas al cuidado de nuestra salud que llevan años advirtiendo del peligro de esta grasa. La OMS o la Fundación Española del Corazón advierten del riesgo que supone su consumo al ser uno de los principales protagonistas en el incremento del colesterol LDL (el malo) en nuestro cuerpo, el mismo cuyo alto nivel en sangre provoca su depósito en las arterias, hipertensión y la aparición de accidentes cerebrovasculares como infartos e ictus. De hecho, hay estudios que relacionan directamente su consumo con el incremento de la probabilidad de morir por enfermedad coronaria.

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